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Este proyecto nace de mi inquietud por devolver a otras mujeres y a las Redes Sociales la oportunidad que he recibido de ellas de reinventarme profesionalmente.
Hubo un tiempo en el que me encontré en un lejano, triste y oscuro lugar como la cueva de Alí Babá, por el que vagaba perdida y sola.
Quería abrir una nueva puerta a mi vida, comenzar nuevos proyectos. Una «Nueva Etapa».
Pero no sabía por dónde tirar.
Aún así comencé a caminar.
Muchas veces era como ir en círculo y parecía que volvía al mismo sitio.
A veces pensé que quizá lo mejor sería tirar la toalla….
Por un instante cerré los ojos. Los abrí de nuevo.
Fue como un fogonazo de luz. Durante el segundo que duró, pude ver el lugar. Empecé a ver entre sombras alguien que me hablaba.
Era una mujer que ya conocía. Desapareció.
Me encontraba mucho más lejos y más abajo de lo que imaginaba. Pero comencé a caminar de nuevo.
Después vi más mujeres. Algunas ya estaban, pero hasta entonces no las había visto de la misma manera.
El camino seguía oscuro. A veces, se abría en varios senderos. Tomaba uno cualquiera, porque había muchos para elegir. Algunos estaban cerrados y tenía que parar y volver a retroceder…
Pero acababa apareciendo otra mujer. Y hasta me acompañaba un trecho del camino, me daba conversación o consejos.
¡Qué bien sienta ese calor de la compañía cuando hace frío y tanto lo necesitas!
Y poco a poco fui tirando para adelante y conseguí salir fuera del lado oscuro.
Ya estaba a la luz del sol. Pero ese no era el final del camino.
Así que, seguí andando.
El camino no era recto ni fácil, pero sí más llevadero. Y cálido.
Fue curioso. Empecé a darme cuenta que todas las personas que me animaban o decían algo en esos “momentos» eran mujeres.
Mujeres que eran madres, o enfermeras, o conocidas, amigas o compañeras.
Mujeres en busca siempre del “tirar para adelante”, “superarse”, “buscar oportunidades”.
No es una cuestión de feminismo, sino de que creo que tenemos esa pasta especial, esa sensibilidad o sustancia que se filtra, que nos hace estar, adaptarnos, ayudarnos, ver o sentir de manera diferente.
Somos capaces de ponernos en los “zapatos” de la otra, y saber dónde le aprietan.
Hablando de zapatos.
Yo, para llegar a que este proyecto viese la luz, también me he tenido que meter en otros zapatos. En los «míos propios», mis zapatos viejos de hace 3 años, cuando empecé a recorrer el camino de las Redes Sociales y el mundo digital.
Me costó dios y ayuda recorrerlo. El camino no tenía más que piedras y termones para unos zapatos de poca suela. Pero obligatoriamente lo tenía que pasar porque es donde quería llegar, donde veía mi futuro.
Además, había más mujeres recorriéndolo. Me inspiró confianza.
¡Qué gracia! Muchas más mujeres buscaban en internet una nueva forma de dar a conocer sus ideas y sus empresas, de reinventarse.
No estaba sola. En el camino descubrí el poder de la COMPAÑÍA.
Muchas iban con mejores zapatos, así que avanzaban más rápido, pero otras incluso los llevaban como los míos.
¡Y se hizo la magia!
Muchas de las que podían avanzar más rápido y seguir sin preocuparse de nada, seguían ahí, ayudando a las rezagadas. Y gracias a ellas, todas llegamos a recorrer ese trecho del camino.
Luego, el camino se dividía en distintos objetivos y cada una fue tomando el suyo.
Sin embargo, habíamos formado una piña, y cuando alguna necesita ayuda, solo tiene que silbar.
Después de ese camino, me ha tocado recorrer unos cuantos más, formándome hasta llegar donde estoy.
Afortunadamente, he seguido encontrando grandes mujeres que me han acompañado, y que sin ellas, esto no hubiera sido posible.
Ahora, el camino está casi completado, y por fin, este proyecto con el que llevo tiempo soñando, se ha puesto en marcha y pronto verá también la luz. Porque igual que yo, ha tenido que ir adaptándose a la nueva situación para ser realmente útil.
Durante todo este tiempo de mi formación y trabajo por el mundo de internet, me di cuenta de varias cosas, que me han ayudado a encauzar mi proyecto:
-El mundo online y las Redes Sociales son abrumadoras. Te comen el tiempo, cosa de la que carecemos.
-Te agobian con información, publicaciones, contenidos,…si te dejas llevar por ellas son como una marea que no se puede controlar.
-Además, en este momento actual, todas hemos tenido que dar, de una u otra manera, el salto al mundo digital y las nuevas tecnologías. No hemos tenido escapatoria, se nos ha impuesto de la noche a la mañana, y ahora son una necesidad.
Como no nos ha tocado hacerlo antes, entra el miedo. Lo sé. Lo he vivido varias veces.
Y recordé lo que cuesta cuando comienzas, el adaptarte a lo nuevo, lo desconocido.
Y vi a muchas de mis compañeras y amigas empresarias, con sus negocios tradicionales, los que llevaban años levantando, teniendo que saltar esta brecha digital para seguir adelante.
Recordé cuando estaba sola, sin buena información, abrumada, sin experiencia, sin saber cómo continuar. Obligada a parar de nuevo.
Y lo vi claro.
Decidí, que igual que cuando yo estaba en la parte oscura del camino encontré ayuda, ahora, con mi experiencia y conocimiento, podía ayudar a todas estas empresarias de negocios tradicionales, a dar ese salto a las Redes Sociales.
Ni una mujer se iba a quedar atrás por la brecha digital que se estaba abriendo.
Tenía que ayudar, aportar a todas esas mujeres empresarias, que en su momento emprendieron con sus negocios tradicionales, con sus tiendas, bares o peluquerías. (Emprendieron en su momento, como yo lo hago ahora con este proyecto).
Enseñarles esta necesidad de conocer las Redes Sociales para sacar el mejor partido de ellas para su empresa, siguiendo un camino sencillo.
Poner en marcha pequeños trucos, como es, simplemente seguir unos pasos, observar, poner su alma en sus publicaciones.
Y sobre todo, acompañarlas para que no tengan miedo del mundo digital ni de las Redes Sociales, y sientan el apoyo suficiente que les ayude a continuar.
Porque aprendí, que los caminos que hice acompañada han sido mucho más fáciles.
Por eso quiero dedicarle este agradecimiento y mi proyecto a ellas y que sea para ellas: las mujeres.
Y este es mi sueño:
“Aportar a otras mujeres lo que ellas me han aportado a mí.
Ayudarles a saltar los obstáculos digitales que yo también tuve que saltar.
A avanzar por el mundo abrumador de las Redes Sociales, por un camino más recto, y enfocado a su negocio.
Convertir sus Redes Sociales en compañeras de trabajo».
Para llegar a sintetizar este camino, he tenido que conocer otros muchos: cursos, formaciones y experiencias que me han ayudado a darle a esta formación una forma sencilla y directa, pensada especialmente para ti.
Quiero aportar una nueva visión de las Redes Sociales para estas mujeres y que aprendan a sacarle partido para sus negocios y empresas.
Y no puedo hacerlo sin empezar con un agradecimiento a las mujeres que me han ayudado a que esto sea posible:
– A las que tengo en el cielo, a mis abuelas, que me dijeron que tenía que seguir, que ellas ya habían pasado por esto y que fuese valiente. Que hay que arriesgar y que de todo se sale. Las que están ahí vigilando y apoyando, siempre.
– A Mamis Digitales que me ayudaron a ver que las mujeres después de ser madres, podíamos reinventarnos.
– A mis compañeras Mamis Digitales, gracias a ellas y a su ayuda en muchos momentos, volví a agarrar la toalla y formé una piña.
– Las que me han dejado usar las Redes Sociales de sus negocios para poner estos conocimientos en práctica, especialmente, Isabel y Cristina.
– A Asun, mi mentora de Project Martina, que ha tenido más paciencia conmigo que el Santo Job, y me ha hecho seguir, poco a poco, con pequeños retos, pero llegar hasta el final.
– A Raquel Barbadillo, mi mentora y copywriter, que me ha ayudado con los textos de la web. Sin ella todavía estaría dándole vuelta a las palabras.
– A mis amigas, madre, hermana, cuñada, que me animaron a formarme de nuevo para ser Community Manager cuando no sabía ni lo que era.
Y a los pocos hombres que puedo nombrar:
– Mi padre, que me aconsejó que como madre, intentase teletrabajar, mucho antes de que la pandemia lo inventase y me trajo un vídeo grabado de la tele que me inspiró a volver a estudiar. Y mi hermano, ayuda incondicional.
– A mis dos únicos profes en esta nueva etapa: Fran Carreras, el único de Mami Digitales, que creyó en nosotras y nos formó para tener esta oportunidad. Y Juanca Linares, que me ha aportado lo que sé de copy, que tiene paciencia y que habla pausado.
Y por último, mi motor, por los que me he liado esta manta a la cabeza y me he enfrascado en este proyecto de libertad, mis hijos, Daniel, César y Lorenzo.
Así fue mi camino y así lo he contado.
Os seguiré contando más, pero en otro momento.
Hasta entonces, un saludo
Elisa Garzal.